Me divertí. Compartí tiempo con gente con la que lo pasé bien.
Viví “el otro lado”... aunque me sigo quedando “el mío”, el de antes. El de manejar el cotarro y no que te manejen.
Creo que lo más bonito fue, de todas formas, la llegada a Barcelona. De noche. Desde el aire. Cómo se combinan las luces. Cómo se traza una ciudad y cómo la dibujas por sus monumentos. La Torre Agbar, la Sagrada Familia; la diagonal, la Rambla...
El puerto.. los polígonos y las ciudades dormitorio.. todo da la bienvenida de noche. Y se contrasta con un aeropuerto prácticamente vacío. Y con una fría habitación de hotel.
No sé cuando salgo. En un par de semanas, pero seguramente me lo perderé hasta yo. Aunque ya os digo que me caí.
Por otro lado, la alegría del reencuentro que ya sé que fueron solo 24 horas pero la verdad es que se hacen largas; ganas de besar y abrazar. Ganas de comerse los huevos Kinder que le traje. Y nosotros castañas de los magostos que estos días se celebran en todas partes. Este fin de semana decorados con calabazas. Es el Samaín. La lluvia no para. Pero hoy saldremos a tomar algo. Ya está organizado. Hay hasta charanga. Lástima de lluvia. Pero celebraremos el Samaín.
Y Daniela y yo peleándonos por a quién le toca poner canciones en el teléfono. Y Vi riéndose porque "mira que estás pesadita con la paloma", porque no me la quito de la cabeza, no puedo evitarlo. Me encanta esta canción. Hacía muchísimo que no la escuchaba y el otro día salió en la radio, de forma inesperada; ¿os acordáis de Pablo Abraira? Gavilán o paaaalomaaaaa (Sandra, esta canción me hace pensar en ti ;)